martes, 6 de enero de 2015

Cuando empecé a fumar, no me puse a pensar en las consecuencias de convertir al cigarrillo en más que un vicio, un amigo, un compañero de vida, una parte importante de la rutina de todos los días. O tal vez lo pensé y le dejé a mi yo del futuro encargarse del problema.

Odio todos mis "yo" en estos momentos. El pasado, el presente y el que vendrá. Porque todas ellas tienen ganas de fumarse un cigarrillo, aunque saben que diez años fueron demasiado.

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