Porque cuando escribo así, porque sí, es como pretender regar un jardín con un cuentagotas. Son pavadas y casi nunca son sinceras. Lo que escribo de verdad viene desde el vientre y me deja con una sensación de tranquilidad y vacío que se va llenando de a poquito hasta la siguiente gran explosión. Es casi un placer masoquista.
Todo se soporta en la vida, con excepción de muchos días de continua felicidad.