domingo, 21 de diciembre de 2014

Con el tiempo me di cuenta de que sólo escribo cuando estoy hasta el cogote de palabras. Que sólo dejo que fluya cuando no dan más de encierro y se rebelan contra mí, pataleando hasta la superficie. Quizás sea porque sólo así salen todas, desde las entrañas, desde lo más bajo y más húmedo de mí. No tiene que ser algo necesariamente malo.

Porque cuando escribo así, porque sí, es como pretender regar un jardín con un cuentagotas. Son pavadas y casi nunca son sinceras. Lo que escribo de verdad viene desde el vientre y me deja con una sensación de tranquilidad y vacío que se va llenando de a poquito hasta la siguiente gran explosión. Es casi un placer masoquista.

Todo se soporta en la vida, con excepción de muchos días de continua felicidad.

sábado, 22 de noviembre de 2014

lunes, 17 de noviembre de 2014

Anoche estuve desde las 23, hora en que me acosté, hasta no sé qué hora de la madrugada mirando las sombras de la habitación, las luces que se filtran por la persiana cerrada, la espalda desnuda de mi pareja, mis propios pies. El dolor de espalda me vencía, apenas podía moverme. Intenté bocarriba, pero nada. De costado, y no había forma. Boca abajo tampoco duré mucho.

Pasó una moto ruidosa y mi pareja se sobresaltó. A veces habla dormido. Sé que no estaba despierto cuando me dijo:

-Andá si querés. No te quedes conmigo si no tenés sueño.

Es porque estamos acostumbrados a acostarnos juntos, aunque normalmente yo me acuesto sin sueño. Espero a que se duerma mirando la tele o entreteniéndome con su computadora y después me levanto y voy por el departamento como sonámbula, buscando por todos los rincones un sueño que no llega.

No soy insomne. Soy nocturna.

Me gusta vagar entre las sombras, perderme en los matices de la noche. La noche siempre tiene algo que me inspira, que me llena la cabeza de palabras. Pero anoche no quería inspirarme, no quería palabras, sólo silencio. Quería apagar el interruptor, hacer un esfuerzo por olvidar el dolor insoportable de mi espalda, cerrar los ojos y hundirme en el sueño.

Pasaban las horas y mis ojos seguían abiertos. La mente me engañó, jugó conmigo un juego casi macabro. Palabra por palabra me vi rodeada de imágenes, de lugares y personas. Un par de nombres y algunas direcciones se colaron en mi pensamiento. Casi me imaginé la aguja de crochet con la que empecé a tejer las palabras y oraciones juntas.

Y estaba segura de que esta vez lo iba a hacer. Siempre estoy queriendo hacerlo, y no me sale.

Cuando las imágenes y las palabras se fueron apagando, estuve segura de que por la mañana iba a encender la PC y no iba a temerle a la hoja en blanco. Me dejé llevar por el último pensamiento, un comedor transformado en sala de operaciones, y el resto de la noche soñé con mis nuevos amigos, mis personajes que ya tenían nombre y apellido.

Pero esta mañana esperé a que mi pareja se fuera a trabajar y encendí mi computadora con cierta vergüenza. Él siempre me alienta a hacerlo, sabe que quiero; así que no quiero defraudarlo.

Y menos mal que esperé a que se fuera, porque la hoja en blanco me devolvió la mirada como un monstruo gigante, como un abismo insondable. Me acobardé y me fui a dormir, otra vez.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Que todas mis tardes de domingo estén llenas de los besos y siestas y abrazos y babas y ajós y sonrisas desdentadas de mis sobrinas, porque ellas son mi vida, mi Macondo, mi presente, mi futuro y mi ohana.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Vaivén

Si me mareo es 
por mi propio vaivén, 
porque nadie nunca me enseñó 
a caminar derecha. 


No tiene nada que ver con las constantes, 
porque sí tengo una, 
y camina conmigo.

sábado, 19 de julio de 2014

miércoles, 9 de julio de 2014

Save your sermons for someone that's afraid to love.



I'll be right here, lying in the hands of God.

martes, 20 de mayo de 2014

domingo, 18 de mayo de 2014

Me miro siempre al espejo, y a veces dudo si la persona del otro lado es lo que soy.

viernes, 25 de abril de 2014

Mi nuevo amigo, Pelusa Muñoz

Hace cosa de un año, yendo al trabajo en subte, se me acerca un tipo rondando los sesenta y me dice: "En ese celular tan moderno que tenés, tenés internet? Fijate, buscame, yo estoy... buscá 'Pelusa Muñoz manejó un estilo propio', hay una foto mía y todo." Y se bajó en la siguiente estación.

Hoy, yendo a tomar el colectivo a la salida del laburo, me vuelvo a encontrar con Pelusa. Primero no lo reconocí. Me habló del clima, de sus dos nietos a los que estaba yendo a buscar al jardín, y después me preguntó: "¿Tenés internet en tu celular? Buscá Pelusa Mu-"

"¡¡¡Pelusa Muñoz, el famoso boxeador!!!", casi le grité, muerta de risa. La cara de sorpresa y satisfacción del sexagenario, les juro, no tenía precio. No podía creer que lo hubiera reconocido.

Antes de bajarse a la altura de Tribunales me saludó con un beso, me dijo "¡Te quiero mucho!" y me juró que a partir de hoy somos amigos, y si algún día necesito algo, él va a estar ahí para mí.


domingo, 20 de abril de 2014

En el centro de la escala de grises

No quiero ser el cambio en el mundo, soy más bien humilde y no aspiro tan alto. Me conformo con sacarle una sonrisa a mi compañera de trabajo, con darle un beso de buenas noches a mi viejo, con dejarle un vuelto al nene que pide en el subte... con amar todos los días en la misma medida.

Qué pena que, a veces, ni eso puedo.

jueves, 13 de marzo de 2014

Not enough

Solía enojarme, frustrarme, sentirme dolida por algunos comentarios que hoy en día me resbalan.
Me sorprende mi propia capacidad de abstracción ante ciertas situaciones en las que me detengo sólo un instante a pensar: "cualquier cosa que haga, cualquier cosa; va a ser insuficiente para satisfacer los deseos del otro".
Por eso me rodeo de gente conformista.
Por eso me niego a mirar al abismo a los ojos.

domingo, 23 de febrero de 2014

Wide awake

Me iba a poner a disertar sobre lo difícil que es irse a dormir un domingo a la noche, cómo uno da vueltas, revuelve cosas y encuentra excusas para no acostarse; pero después me di cuenta que es un asunto de público conocimiento, que nos pasa a todos y que el tópico es lo suficientemente pelotudo como para considerarlo descartable y producto de una mente que tiene sueño y se niega a acostarse a las doce y media de la noche de un domingo que ya es lunes y carajo, mañana tengo que laburar.

Night, fellas.

martes, 18 de febrero de 2014

De miradas y momentos

Yo no sé si te lo habré dicho alguna vez pero a veces siento que el estómago se me llena de nudos y de pájaros cuando me mirás; pero no cuando me mirás con duda o con incertidumbre o simplemente cuando me estás mirando, sino cuando me mirás, cuando me ves de verdad, con los ojos abiertos de par en par y apenas moviendo los párpados, como si me midieras o nos midieras a ambos, o como si grabaras en tu retina alguna imagen que mi propia cara te reproduce. No me mirás así siempre y cuando sucede a mí me pone un poco nerviosa al principio, pero después me voy perdiendo en tu mirada y en la imagen que me devuelven tus ojos oscuros y me olvido de aquellas veces en que no te dejé mirarme así porque tenía miedo de que me preguntaras si me pasaba algo; porque no, no me pasaba nada, pero desde que es con vos me pasa todo, todo lo bueno en el mundo y lo incierto y lo ilógico y lo eterno también me pasa.
Ahora de vez en cuando estamos tirados en la cama o en el sillón o simplemente estamos uno junto al otro y nos tenemos cerca, compartimos el aliento y se nos mezclan los olores, y cruzamos una mirada o una sonrisa pero también colgamos; y parece que la sonrisa se borrara o se disolviera para dar paso a una sensación rara, casi de asombro. En momentos así me pregunto si estás pensando lo mismo o algo parecido a lo que pienso yo, que pienso en todas las cosas que me hacés sentir desde que nos conocemos y no dejo de sorprenderme de la inmensidad de esto que me pasa, como un fuego eterno que no se apaga ni disminuye ni me consume a mí, que a veces me siento viento y aire y papel entre tus brazos en llamas. Casi como si me conocieras, como si hubiéramos vivido ese mismo instante muchas veces antes -porque lo hicimos-, deshacés el hechizo diciendo alguna palabra o frase rotunda que me despeja todas las dudas y me vuelve a derretir desde adentro para afuera, porque yo estoy pensando lo mismo; decís cosas como "estoy tan enamorado" o "sos tanto" y es como si me leyeras la mente o el corazón, que espera ser leído por vos y nadie más que vos.

Me pregunto si cerrando los ojos podré capturar y retener tu mirada un rato, justo en el momento antes de dormir. Estoy necesitando tus ojos, tu aliento tibio, tu voz en susurros; necesito perderme en esa mirada y que venga una estampida de elefantes felices a hacer destrozos con mi estómago, donde los pájaros siguen cantando y los nudos siguen apretando incluso horas después del momento en que te vas.

martes, 4 de febrero de 2014

Otro lugar en el mundo

Soy licenciada en Comunicación y trabajo en un call-center de encuestas telefónicas con un sueldo y un contrato que dice que soy encuestadora, pero hago tareas de supervisión. Cuando finalmente me "asciendan" voy a ganar menos, porque los supervisores están fuera de convenio, y posiblemente tenga que trabajar más.

Eso. Es. Muy. Frustrante.